viernes, 18 de diciembre de 2009

Encuentran una cría de tiburón peregrino a la venta en un mercado de pescado español.


Esta semana, los clientes de un supermercado de Santander pudieron comprar para cenar un filete de cría de tiburón peregrino (Cetorhinus maximus). Si tenemos en cuenta que desde 2006 es ilegal pescar, retener a bordo y desembarcar esta especie para toda la flota comunitaria, el fenómeno evidencia que las autoridades de España, que es líder en pesca de tiburones en Europa, están fallando en la aplicación del cumplimiento de la normativa. Una vez más, la coalición Shark Alliance, de la que CRAM es miembro, condena la continua captura ilegal de tiburones peregrinos en España.


Son varios los motivos por los que aún continúa la pesca de una especie que está incluida en el Convenio de Barcelona para la protección del Mediterráneo, la Conservación sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres y otros tratados de conservación. Existen productos cosméticos y farmacéuticos que utilizan las propiedades del valioso aceite del hígado de tiburón peregrino. Incluso la aleta puede tener un valor de decenas de miles de euros ya que muchos restaurantes chinos las utilizan para sus populares sopas de aleta de tiburón. Estos son sólo uno de los ejemplos del mercado que genera esta especie.


Sin embargo, y a pesar del movimiento económico que genera este tipo de pesca, en febrero de 2009, la Comisión Europea publicó su Plan de Acción para los tiburones que incluye el compromiso de educar a los pescadores y al público sobre las medidas de conservación de estos elasmobranquios. Afortunadamente, el número de especies protegidas de tiburón en la Unión Europea va en aumento.


Sólo si aplicamos las normas rigurosamente conseguiremos recuperar las especies amenazadas, para ello CRAM y Shark Alliance trabajan en la difusión y denuncia de todos esos casos que vayan en contra de las acciones realizadas para su conservación. España que lidera este tipo de pesca debería endurecer las medidas y tomar parte de un movimiento que ya está en marcha y difícilmente dará marcha atrás. De este modo podremos evitar que se vuelvan a repetir casos como éste o el acontecido en mayo de 2009, cuando dos tiburones peregrinos de siete metros de largo fueron sacados ilegalmente de las aguas de Valencia por un buque pesquero español en el lapso de 24 horas. Como ya sabéis, aún queda mucho por hacer.

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